viernes, 16 de noviembre de 2012

La resistencia a los golpes.

No es siempre fácil reír ante ese tono de provocación de los jóvenes que no cesará de crecer desde los 10 hasta los 16 años.
Todo dependerá de nuestro sincero deseo de ayudarles cueste lo que cueste. En la medida en que consideramos eso como lo más importante, la provocación será algo secundario a esquivar con habilidad.
A propósito de las prohibiciones, existen dos viejos principios de gran eficacia: en primer lugar, no multiplicarlas, y luego, explicarlas correctamente. Lo que exaspera a los jóvenes es la prohibición arbitraria y anacrónica.
Tal vez esto nos debe poner en guardia.Si lo que pretendemos vedad o proviene sólo de nuestra propia educación, ¿ habremos de tenerlo por criterio válido?
Los golpes pueden destruirnos o hacernos evolucionar correctamente, vengan de donde venga, de nuestros nietos, de su madre nerviosa o de un yerno más bien brusco. Hacen daño, pero nos abren los ojos.

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