miércoles, 21 de noviembre de 2012

Reflexión Grupal.

EL ADULTO MAYOR

Solemos pensar que el adulto mayor, “los viejitos”, son personas que a medida que envejecen, se van transformando en personas “fastidiosas”, “cansonas”, “un estorbo”. Pero, nuestro pensamiento fue cambiando cuando entramos a estudiar psicología, específicamente la electiva de Derechos, Ciudadanía y Adulto Mayor, ya que la profesora Martha Lucía Ramírez nos enseño y mostro otra faceta del adulto mayor.

Nos preguntamos porque muchas personas de nuestra sociedad piensan al adulto mayor como personas que “fastidian, que estorban, que no sirven para nada”, ¿por qué será este pensamiento?, ¿a qué se debe?, ¿será que algunos padres no enseñan a sus hijos a respetar a los adultos mayores, a sus abuelos?… ¿será por la poca información que brindan los medios de comunicación?, ¿será el gobierno?... ¿qué es?, ¿qué será?

Pensamos que hay muchos factores que hacen que las personas, hombres, mujeres, niños, niñas y hasta los mismos adultos mayores tengan ese pensamiento. Existen muchos estereotipos sociales, muchas imágenes que son aceptadas por las personas, ya sean buenas o malas sobre cualquier cosa; en este caso encontramos varios estereotipos sociales sobre el adulto mayor, como:

· Adulto Mayor= “Viejito, abuelito”= Aburridor, cansón, fastidio, estorbo.
· Adulto Mayor= “Viejito, abuelito”= Inservibles, incapaces, lentos, amargados, sucios.
Todas las personas somos diferentes, por lo tanto tenemos pensamientos distintos para con todas las cosas, personas, etc. Habrá personas que piensan al adulto mayor como los estereotipos lo marcan en nuestra sociedad, pero hay otras, que piensan al adulto mayor de otra manera.


Como lo dijimos la electiva de Derechos, Ciudadanía y Adulto Mayor, corroboró a que nuestro pensamiento cambiara, y aprendimos infinidad de cosas que no sabíamos del adulto mayor, como los derechos que estos tienen. Hay personas que creen que cuando un individuo envejece va perdiendo sus derechos como ciudadanos, que pueden pasar por encima de ellos sin pensar que son individuos que piensan y sienten; no se ponen a pensar que gracias a ellos existimos, que gracias a ellos tenemos vida, que somos lo que somos, que se esforzaron en un pasado para darnos lo mejor, para brindarnos un techo y comida… para cuidarnos cuando nos enfermábamos, para tenernos paciencia cuando rompíamos algún objeto, para curar aquellas heridas del alma que solo ellos saben curar, para enseñarnos cosas que no se aprenden en el colegio o en la universidad.

En la clase, trabajamos con diferentes grupos de la tercera edad, y pudimos observar que en el grupo de la tercera edad: A.R.A, hay mujeres adultas mayores, con un carisma y entusiasmo indescriptible, que derrumban esos falsos estereotipos que levantan contra esta sociedad de Adultos Mayores. Son mujeres (en el grupo son todas mujeres) deportistas, organizadas (en sus actividades de grupo como: exponer los gastos y el dinero que ingresa), detallistas, compañeristas, amigables, e infinidad de valores que no las alcanzan a describir.
Estos grupos de la tercera edad cada día logran deteriorar la imagen que hay del adulto mayor en la sociedad, transformando el pensamiento sobre ellos:


· Adulto Mayor= Ciudadano= deportista, amistoso, compañeristas,

· Adulto Mayor= Ciudadano= Capaces, activos, optimistas, sabios.

martes, 20 de noviembre de 2012

No permitas que te llamen viejo.



En la juventud, la belleza es un accidente de la naturaleza. 
En la vejez, es una obra de arte.
El arte de envejecer consiste en conservar alguna esperanza.
La madurez es el arte de vivir en paz con lo que es imposible de cambiar.
Cuando envejecemos, la belleza se converte en cualidad interior.
Para lo profano, la tercera edad es invierno, para el sabio, es la estación de la cosecha.
En los ojos de los jóvenes vemos llamas, pero es en los ojos de los mayores donde vemos luz.
Viéndolo bien, no somos tan viejos, lo que pasa es que tenemos muchachas juventudes acumuladas.
Amamos las catedrales antiguas, los muebles antiguos, las monedas antiguas, las pinturas antiguas, y los libros viejos, pero nos hemos olvidado por completo del enorme valor moral y esperitual de los ancianos.
Hay que estar agradecidos de nuestra edad, pues la vejez es el precio de estar vivos.
Cuando ya se han cumplido 80 años -o estamos cercanos- o todo contemporáneo es nuestro amigo.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Alergias al cambio.

Dos cosas caracterizan a una persona: la afirmación de sí y su aptitud para el cambio. La afirmación de sí se apoya en opiniones ( pienso que), creencias ( estoy firmemente convencido de) y valores ( me dejaría matar por esto). Este conjunto es por lo general bastante flexible, mas con la edad tiene a coger rigidez y acaba por oponerse a cualquier evolución: " Soy como soy y no cambiaré".
Es ciertamente halagüeño tener una fuerte personalidad, pero si uno se convierte en un bloque de hormigón acabará marginado por la vida y por la gente.
¿Qué conviene vigilar? Por ejemplo, la manía del reloj: no se soporta la más leve alteración de un horario que se hace obsesivo. En cuanto te sorprendas manifestando disgusto por un ligero retraso, piensa que has empezado a deslizarte por la pendiente de la alergia a los pequeños contratiempos. Y si éstos te sacan de quicio, es señal de que tu vida padece ya esclerosis.
Se prefiere el sillón a un paseo, se recibe de muy mala gana a una amiga que no había avisado, uno se envara en hábitos físicos que refuerzan y simbolizan algo más grave: La rigidez mental.
¿cómo dialogar en adelante con ese abuelo atrincherado en su rincón o esa abuela que ha decidido de una vez por todas lo que se puede y lo que no se puede hacer?
- Uno no puede prescindir, sobre todo a cierta edad, de la experiencia, los hábitos y costumbres; todo un mundo de cosas familiares.
-Sin duda; pero encerrarse en ese mundo a cal y canto, es morir antes de tiempo.
-¿Cómo pretendes que me desprenda de lo evidente y tangible por lo incierto?
-¿ qué es tangible? ¿ qué es lo incierto? ¡habría que verlo! Tal experiencia supuestamente tangible no es, quizá,, sino pura repetición más bien vacía y hueca. Y lo incierto, cuando uno lo hace suyo, se transforma en algo nuevo tangible.
- Y ¿ qué haces de la fidelidad?
- Interesante pregunta. EL alérgico al cambio no recordará el momento en que sus fidelidades derivaron hacia la rutina. Negarse al cambio puede construir infidelidad frente a lo que debe evolucionar para mantenerse vivo.
- ¿ Nos ha dado por la manía actual de correr siempre tras  lo nuevo?
- Por descontado que no. Pero donde quiera hay vida, si existe necesariamente el cambio. Opino que es mejor incorporarse al movimiento para canalizarlo y orientarlo que refunfuñar contra él o tal vez dejarse arrastrar sin reacción personal.
Tomé nota de la bella reflexión de una señora de 84 años : " Ya no deseo que las cosas cambien, pero ruego al Espíritu que me haga comprender lo que cambia, para permanecer en esta vida el tiempo que me quede sin estorbar a nadie".

Adulto mayor.



¿Qué le queda al adulto mayor? ¿Qué le queda ahora que ha dejado de trabajar y se dedica a estar en su casa? ¿Qué le queda ahora que sus hijos han encontrado un nuevo hogar? Es sencillo, le quedan sueños por conseguir, le quedan muchas cosas por hacer, horas de estar con sus nietos y sonreír al notar que se alegran de verlo, le quedan cientos de libros por leer, cientos de cosas por soñar, le quedan miles de preocupaciones sobre el futuro de aquellos que un día dependieron de él, le quedan días de merecido descanso por las décadas de trabajo que tuvo en el pasado y gracias a las cuales podemos estar aquí, le quedan millones cosas por aprender, si, a pesar de lo sabio que la vida y el tiempo lo han vuelto, le queda adaptarse a una época que no es la suya pero no en un intento de ser moderno, sino con el sentimiento de poder ser auto suficiente y proteger de manera eficiente a sus descendientes; ¿Qué le queda al adulto mayor después de tantos años de sostener esta ciudad? ¿Qué le queda después de tanto esfuerzo por sacar adelante la esta sociedad? ¿Qué le queda ahora que ha cumplido su deber? Le queda enseñar todas esas cosas que ha aprendido y que siempre serán útiles, les queda el derecho de sonreír y ayudar en lo que puedan a la familia, pues aunque quizá ya esté jubilado es igualmente necesario para el núcleo familiar, le quedan noches de arropar a sus descendientes para una tibia velada y despertarnos a la siguiente mañana para que seamos capaces de aprovechar el nuevo día al máximo, le queda ser maestro de historia, contándonos a cada momento en que se lo permitimos, sus memorias que tanta sabiduría encierran, le queda ser abierto de mente, más que muchos de mi edad, le queda ser feliz amando a la naturaleza, amar a su familia y ser amado por ella, y es por eso que hoy lo acompaño al médico pues sé que no podré estar tranquilo sino estoy ahí cuando se dicte el veredicto, es por eso que le preparo la comida y procuro sentarme a su lado cuando come, por eso procuro escucharlo cuando quiera hablar, estar ahí cuando necesite de mí, y serle útil después de todo, de forma sutil él siempre sabe ser de ayuda, después de todo, el adulto mayor fue el que forjo los cimientos de todo, puso la primera piedra en el camino, puso en nuestras manos la pluma, y puso su alma en hacer un mejor futuro para nosotros.



"Me aconseja bien"

Karina me dice: 
- El abuelo no  siempre está de acuerdo, ¡lejos de ello! Pero me aconseja bien.
"Me aconseja bien" es el gran secreto de la relación entre abuelos y nietos. El aconsejar es agradable, perfectamente a nuestro alcance y casi nuestro punto fuerte si sabemos estar al corriente de los gustos y reacciones de la juventud actual!

Como amar a un adulto mayor.


DÉJALO HABLAR
..... porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.
DÉJALO VENCER
..... en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.
DÉJALO IR A VISITAR
.... a sus viejos amigos porque entre ellos se siente revivir.
DÉJALO CONTAR
.... sus historias repetidas, porque se siente feliz cuando lo escuchamos.
DÉJALO VIVIR
.... entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.
DÉJALO GRITAR
.... cuando se ha equivocado porque los ancianos como los niños tienen derecho a la comprensión.
DÉJALO TOMAR UN PUESTO
...en el automóvil de la familia cuando van de vacaciones, porque el próximo año tendrás remordimientos de conciencia si ya no existe más.
DÉJALO ENVEJECER
... con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la naturaleza.
DÉJALO REZAR
... como él sabe; como él quiere, porque el adulto mayor descubre la sombra de DIOS en el camino que le falta recorrer.
DÉJALO MORIR
... entre brazos llenos de piedad, porque el AMOR de los hermanos sobre la tierra, nos hace presentir mejor el torrente infinito de amor del PADRE en EL CIELO

No es viejo.

NO ES VIEJO.

No es viejo aquel que pierde su cabello o su última muela, sino su última esperanza. No es viejo, el que lleva en su corazón el amor siempre ardiente. No es viejo el que mantiene su fe en sí mismo, el que vive sanamente alegre, convencido de que para el corazón puro no hay edad. El cuerpo envejece, pero no la actividad creadora del espíritu. 

Para el profano la ancianidad es invierno; para el sabio es la estación de la cosecha. El crepúsculo de la vida trae consigo su propia lámpara. Hay una primavera que no vuelve jamás y otra que es eterna; la primera es la juventud del cuerpo, la segunda es la juventud del alma. 



Cuando una noble vida ha preparado la vejez, no es la decadencia lo que ésta recuerda: son los primeros destellos de la inmortalidad. Es estupendo ver un viejo que asume la segunda parte de su vida con tanto coraje e ilusión como la primera. Para ello tendrá que empezar por aceptar que el sol del atardecer es tan importante como el del amanecer y el mediodía, aunque su calor sea muy distinto. 

El sol no se avergüenza de ponerse, no siente nostalgia de su brillo matutino, no piensa que las horas del día lo están echando del cielo. No se experimenta menos luminoso ni hermoso por comprobar que el ocaso se aproxima, no cree que su resolana sobre los edificios sea menos importante o necesaria. Cada hora tiene su gozo. El sol lo sabe y cumple hora a hora su tarea.

¡Ah... si todos los ancianos entendieran que su sonrisa sobre los hombres puede ser tan hermosa y fecunda como ese último rayo de sol antes de ponerse!